Prevenir la muerte
“Hay que prevenir la muerte”, esa expresión se la escuché hace unos días a una médica cuando pedía a los ciudadanos salir de sus casas únicamente a lo esencial. Su frase despertó en mí una imagen poética, y quedó retumbando en mi pensamiento si realmente es posible prevenir la muerte.
Este tema que abordaré es repetitivo, agobiante, agotador; bien pueda deslice el dedo o el cursor, no prevenga nada porque “de algo hay que morirse”, “uno se muere cuando le toca” y “lo único seguro en esta vida es la muerte”, así que, sin más, sin prevenir nada, si desea siga adelante que les voy a escribir sobre el mismo tema que hemos escuchado durante estas últimas semanas: la vacuna.
He recibido información de distintas fuentes acerca de las vacunas contra el SARS-CoV-2, muchos de estos informes toman como referente estudios científicos y explican la importancia de aplicarla, su porcentaje de efectividad, posibles efectos secundarios (las vacuna pueden producir síntomas), en fin. También me llegan datos no sustentados, sin base, que desinforman a la sociedad del miedo y que infunden confusión y temor en las personas (esto incluye especulaciones sobre supuestos daños irreparables y la modificación de nuestro genoma). Es natural que surjan dudas, rumores y que circule contenido sin verificación, pero dar más crédito a la especulación que a la ciencia no tiene sentido.
Si usted quiere su pinchazo en el brazo está bien y si no quiere hacerlo, también lo está. Tome su decisión desde el conocimiento, basado en información certera, datos claros, informes especializados, estudios científicos y no desde las cadenas especulativas y los videos (posiblemente editados) que le rotan en redes sociales y en las cadenas de WhatsApp. Haga de su elección una acción pensada y personal conectando el corazón con la razón y si ha de inducir de alguna manera la voluntad de otros, que sus argumentos sean provistos de un fondo real.
Cuando la vacuna llegue a Colombia ya muchos habrán puesto el pecho, o mejor, el brazo, antes que usted. Confíe en los especialistas, todos tenemos una tía necia que no se va a vacunar, el amigo paranoico, el pariente de la teoría conspirativa y el que cree que queda “vacunado” únicamente alineando chakras. También lo insto a que se los alinee, pero no le deje la responsabilidad sólo a los centros de energía.
Las vacunas son medicamentos en forma de sustancias que se introducen en el organismo para prevenir y tratar algunas enfermedades infecciosas, dichas sustancias generan un estímulo para producir anticuerpos (defensas) y de esa manera se evitan contagios y se logra inmunización. Dicho lo anterior, la vacunación es un evento y la inmunización el resultado, es decir, es volverse resistente a la enfermedad. Las vacunas salvan vidas porque hay enfermedades que pueden ser mortales, lo estamos viviendo, las vacunas ayudan al sistema inmunológico a combatir infecciones y su efectividad depende de varios factores, entre ellos, de lo robusto que sea ese sistema inmune de cada individuo.
Vacunarse es un acto de amor propio, un deber personal y social, un acto solidario y de civismo que trae beneficios sociales y económicos, resistirse a la misma es una decisión absolutamente respetable que puede poner en peligro la salud individual y la salud pública. Cuando se vacuna, el cuerpo tiene una respuesta, ya que reconoce y combate el virus, no obstante, las vacunas no son mágicas.
La vacuna contra el SARS-CoV-2, ayudará a tener un poco más de “normalidad”, dar algo de alivio a tanto aislamiento y restricciones y mitigar angustias. Sin embargo, el virus sigue circulante, hay nuevas cepas, y muchas incógnitas aún por resolver, vacunarse ayudará indudablemente a reducir los contagios, por lo tanto, las muertes. Ahora bien, tenga en cuenta que las pandemias son demoradas y que tanto protocolo y situaciones hasta ridículas que se han vuelto cotidianas deberán seguir por un tiempo largo.
Dicha vacuna no lo va a contagiar, ésta tiene un tiempo para generar una respuesta inmunitaria por lo que sí puede contraer el virus después de sus dosis, los motivos: 1- usted está en el 5% de no efectividad 2- bajó la guardia en sus cuidados.
Las vacunas desarrolladas contra el SARS-CoV-2 por Pfizer/BioNTech y Moderna son de ARN mensajero (la molécula de ARN es muy frágil por eso se debe conservar a bajísimas temperaturas), éste se introduce en las células y estimula el sistema inmune sin inocular ningún patógeno, en las vacunas tradicionales hay un patógeno inactivo. El ARN no se encuentra con el ADN, el primero está en el citoplasma de la célula y el segundo en el núcleo. El método de utilizar ARNm fue desarrollado en la década de los 90s y se basa en el trabajo de la científica húngara Katalin Kariko (hoy vicepresidenta de BioNTech), la bióloga reside en las afueras de Filadelfia (Estados Unidos) y es una de las favoritas para llevarse el premio Nobel de bioquímica. De otra parte, también están las vacunas de Oxford/AstraZeneca e Instituto Gamaleya (Sputnik V), éstas utilizan ADN y un virus atenuado que lo inocula en las células.
Desde que se desató esta pandemia hay personas trabajando 24 horas al día, siete días de la semana en investigación acelerada, estudiando, buscando solución a la enfermedad, por eso la rapidez de la vacuna, también porque estamos provistos de más recursos económicos, tecnológicos y humanos. Fue rápido porque los tiempos de pandemia no dan espera y es la única manera de mitigar tanto caos.
El agua potable y las vacunas son las dos cosas de mayor efecto en la reducción de la mortalidad en el mundo. Tenga claro que siempre será noticia la persona que presentó alguna complicación después de la inyección, jamás serán noticia las miles que se vacunan diaria y exitosamente.
Porque hoy es jueves de volver a lo que fue…porque añoramos volver a los jueves de antes y a los demás días de la semana, porque sería bueno hablar de lo que hablábamos y porque aunque jamás seremos lo que fuimos, tal vez la muerte prematura sí se pueda prevenir.