Historias

Ser otro

Martha Lucía Barbieri

Martha Lucía Barbieri

Comunicadora Social -Yo soy la que soy –

Hace unos días, mientras bebía un café vespertino al aire libre, escuché parte de una charla entre las que parecían ser dos mujeres cercanas. Una de ellas cuestionaba a su interlocutora el por qué deseaba ser como otra amiga en común que no estaba allí en ese momento, y le afirmaba que tal vez sólo se dejaba deslumbrar o impresionar por lo que veía y creía y que no estaba en los zapatos de la otra mujer, por lo tanto, no conocía su verdadera vida. La conversación sonaba interesante, sin embargo, perdí el hilo entre traducir palabras y el querer salirme de lo que no me correspondía.

Rememoré en ese momento cuando alguien me expresó alguna vez que quería ser yo y también como yo. Entre las cosas que me dijo, manifestó que mi llama era tan fuerte e intensa que iluminaba todo a mi paso y que incluso mis emociones ardientes dejaban todo en fuego, hasta Notre Dame. Hacía ingeniosa referencia a que yo había salido de la famosa catedral unas pocas horas antes de su voraz incendio.

Por la comparación, imaginé que esa persona quería ser luz y calor lo cual puede ser por sí misma sin querer ser nadie más, tuve claro que simplemente veía en mí características o cualidades que posiblemente le gustaban. Me sentí admirada y le hice notar que además de mi lado luminoso seguramente también estaba la oscuridad de los días frágiles y de los tiempos en los que la vida se agita.

Ese deseo de ser otros o como los otros, ese querer llegar a ser, hace olvidar que ya somos, nos genera sufrimiento, falta de identidad, es producto de una carencia de amor propio y de una autoestima poco sana. Algunos ven el césped del vecino más verde, olvidando que el suyo también crece y es hermoso, olvidando que ya son por sí mismos sin tener que llegar a ser nada adicional para ello, pues como son ya hay perfección. Somos únicos, no necesitamos máscaras ni demostraciones, tampoco ser el centro de atención. No es necesario ser los mejores, más inteligentes o conocidos porque ya es difícil ser nosotros mismos forjando un carácter y personalidad, lidiando con las propias sombras.

Foto Martha Lucía Barbieri

Por qué deseamos ser otros si no conocemos ni conectamos con la verdadera individualidad de los demás más allá de lo que creemos percibir.

Por qué anhelamos ser otros, si ni en los zapatos de los otros nos podemos poner por un instante. Generalmente nos preocupamos sólo por nuestro entorno y nuestros propios intereses y beneficios sin entender las emociones de los demás, sin imaginar qué haríamos en determinada situación si fuéramos esa o aquella persona.

No deseamos ser otros, ni siquiera encontrarnos con nuestro alter ego (como Borges en su cuento) deseamos lo de los otros, sus oportunidades, experiencias e incluso cosas o personas que los rodean. Deseamos las cualidades de los otros o lo que creemos que son sus atributos dejando de lado sus defectos y manías, eso no lo incluimos.

Si realmente estuviéramos en el lugar de los otros aplicaríamos la tan trillada empatía. Queremos ser otros para lo que nos conviene, pero no admitimos puntos de vista diferentes, ignoramos la multidiversidad, juzgamos a priori, somos intolerantes, burlones, punzantes, egoístas, ególatras, algunas veces dantescos.

En lugar de ansiar otras cosas, otras vidas, otros mundos y querer ser otros, deberíamos servir a los otros y ponernos en su piel.

Alguna vez hace muchos años debí hacer un ejercicio para un taller, tuve que quitarme mis zapatos y calzar los de otra persona, alguien más se puso los míos y así sucesivamente, parecía chistoso, pero fue incómodo. Ha notado algunas veces que hasta sus propios zapatos no le acomodan adecuadamente, incluso me he visto a mí misma llena de curitas en los pies tratando de sanar las heridas que me he propiciado.

El árbol no quiere ser como el que tiene al lado y usted es ese mismo árbol en todas las estaciones y en todos los climas, es ese árbol cuando tiene hojas y cuando tiene flores, incluso si no florece.

Porque es jueves de volver a lo que fue, lo que es, lo que siempre será…porque el jueves siempre quiso ser jueves y cada día es fabuloso. Sea como es sin dejar de ser usted, que su lado luminoso sobresalga para ayudar a los otros e incluso trate de incomodarse algunas veces poniéndose en los zapatos ajenos.

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