Tributaria para la productividad
Tramitada la reforma tributaria bajo el liderazgo del Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, después de sendas discusiones e importantes cambios, es importante que el gobierno y el país entiendan, que dicha reforma debe contener los principios que busquen una mayor equidad y por supuesto una gran productividad.
Hemos atendido el llamado del presidente Petro, interpretando las actuales circunstancias del país, en tratándose del trabajo y la producción de la tierra para generar riqueza, allí hay contenidos enormes principios conservadores, pero también la voluntad de poner al día un saldo social, que potencie esa enorme vocación agrícola, que tenemos en la ruralidad colombiana, así como para que se reconozca por fin el noble y mal remunerado trabajo en el campo colombiano. Esta reforma debe ser el gran salto, para agregar mayor asistencia técnica al campesinado colombiano, inversión a la innovación, las tecnologías de la información y comunicación y a un gran proceso de certificación y capacitación para la exportación, no pueden estos grandes recursos estar orientados a subsidios que desestimulen el trabajo y acaben con la laboriosidad afectando la productividad decreciente e informal.
Ni populismo, ni asistencialismo, disfrazado de inversión social, es el momento de hacer cambios y trasformaciones sociales reales, que beneficien la gente, no que le generen una cultura de pereza y dependencia sin trabajar, como está pasando con la mayoría de los subsidios en Colombia. La reforma tributaria también debe inyectar recursos a los más necesitados en las grandes urbes, sobre todo en acceso a la educación, la salud y el empleo, no podemos seguir creciendo el gasto público, la austeridad también debe ser prioridad a la hora de definir para donde y como se van a irrigar los recursos de la tributaria.
Seguiremos avanzando, generando y aportando en la discusión, que nos permita recobrar la confianza de la ciudadanía en lo público, restableciendo la institucionalidad y su independencia, para lo cual debemos hacer las grandes reformas políticas, constitucionales y sociales, sin perder la independencia, construyendo consensos, respetando la diferencia alejándonos cada vez más, de los sectarismos y la ideologización de los temas importantes.