UT
La Universidad del Tolima, sin duda representa uno de nuestros grandes patrimonios, máxime en tratándose del camino que recorre hace unos años, apartándose de la ideologización, encontrando una eficiencia administrativa y financiera, pero sobre todo la excelencia académica, certificada y reconocida.
Recuerdo otrora el alto déficit con el que recibimos la Universidad, el nepotismo y el gasto excesivo, así como también los establecimientos internos, que dominaban hasta las casetas de comida o fotocopiadoras, muchos de esos que hablan de lucha de derechos en la Universidad del Tolima, violaban todos los deberes ciudadanos y se imponían desde el uso de la fuerza o en la amenaza soterrada a los directivos. Conocimos miles de historias; entiende uno como demócrata que los claustros educativos son para la formación del conocimiento con ánimo crítico, pero también con la libertad de catedra determinada está, en el respeto y el criterio de cada ciudadano. La formación y la discusión académica, sobre todo, debe estar fundada en la comprobación científica en la demostración fáctica, en sembrar no solo conocimiento, sino inquietud de exploración, de investigación y análisis para encontrar la verdad o lo más cerca de ella, en pro de la construcción de una mejor sociedad.
Debe seguir la Universidad actuando con la independencia que lo hace, con su autonomía y autogobierno donde, por ejemplo, se elige a sus docentes de manera libre, después de evaluar sus calidades y cualidades académicas, muchos contradictores míos hoy gozan de ese privilegio y de la libertad de enseñar lo que se les sugiere académicamente, contrario sensu de lo que ellos dicen y hasta “enseñan”, sobre mi injerencia en las decisiones de nuestra alma mater. Los grupos de investigación deben tener mayor inversión, estos adecuarse a las necesidades de nuestra sociedad, en especial a la pertinencia de nuestro desarrollo económico y social en el Tolima.
Creo profundamente en el avance que hemos tenido en la Universidad, este no debe perderse en la discusión o confrontación ideológica en la cual está el país, el gran acuerdo sobre lo fundamental y la paz total, deben contener una visión de desarrollo económica y social, donde se generen condiciones de acceso a la educación pública en la básica primaria, secundaria, técnica y superior, que privilegien a los que menos tienen, de la misma manera, que premie a los mejores y a los que más trabajan. No podemos seguir subsidiando a los que les gusta la plata y los privilegios, pero no estudiar, menos trabajar.