Vergüenza ajena
Las recientes declaraciones de Ingrid Betancourt, ex candidata a la presidencia y quien fuese secuestrada por un grupo guerrillero en Colombia, nos pone nuevamente a pensar en la decadencia, no sólo de la política del país, sino, además, del trabajo espantoso de los mal llamados medios de información que no informan nada.
¿Cuándo va a parar todo esto? En verdad ¿Es tan difícil hacer oposición desde la argumentación?
Son tantas y tantas preguntas que nacen alrededor del comportamiento de esta gente y tan pocas respuestas que uno ya no sabe si sentir pena, tristeza o desilusión.
¿Qué les está pasando? Por supuesto, se entiende que esta gente, me refiero a los empresarios, los políticos y los medios que hoy atacan al presidente, están metidos hasta el cuello en delitos y en corrupción y eso los tiene temblando.
Pero, sigue siendo irrisorio que entre más inventan, más desinforman, más mienten, todo va cayendo sin hacer el más mínimo esfuerzo.
Por eso, el tema de la semana que tenía que ver con los chismes de Ingrid salió mal, al punto que se tuvo que recordar que varios de sus compañeros de cautiverio, por no decir todos, dieron unas declaraciones cuando fueron liberados en donde aseguraron que la ex candidata en mención era realmente una muy mala persona.
Entonces, no deja de ser lamentable el comportamiento de esta gente que, sin lugar a dudas, han estudiado, han tenido privilegios que muchos no, han viajado y tienen todo a la mano para contribuir al cambio y pese a ello, sus malas mañas les superan.
Esperemos entonces, que quienes siguen a estas figuras caídas en desgracia, abran los ojos, que dejen de tragar entero y de creerles todas sus tonterías y chismes, porque, ya dan vergüenza ajena y eso, eso es un hecho Sam.