Opinión

“Coctel Molotov” Cambio climático e inseguridad alimentaria

Alejandro Rozo Gaeth

Alejandro Rozo Gaeth

Columnista Invitado
Profesional en Relaciones Internacionales, Abogado, Especialista en Pensamiento Estratégico y Prospectiva – candidato Magister en esta misma área.
Docente en varias universidades de la región.

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar algunos municipios y corregimientos en el departamento del Tolima, en este recorrido pude evidenciar severas afectaciones en vías terciarias a causa del incesante invierno, erosiones severas que arrasan con caminos, huertas y cultivos de mayor escala; baja productividad en la producción de café, entre otros aspectos. Algo que escuche de manera reiterativa y me causo enorme preocupación es que “no hay gente para trabajar en el campo”, la baja calidad de vida, la complejidad para visualizar un proyecto de vida en el campo, los altos costos de los insumos, la incomunicación a falta de vías y virtualidad TIC y otras causas; impulsan la migración de habitantes rurales a municipios de cabecera y ciudades capitales. A pesar de que un jornal oscila hoy entre $ 40.000 y $ 60.000 mil pesos, dependiendo de la zona y la actividad a realizar, además de las comisiones existentes como en el caso de la recolección de café, donde se paga un valor adicional por kilo de café recolectado. Esto no garantiza la estabilidad laboral ni la permanencia en el campo que para colmo de males presenta los más altos índices de informalidad, muy pocos podrán tener una pensión de vejez si la cosa sigue igual.

Seguramente una gran mayoría de ciudadanos poco se interesarán o se detendrán a pensar sobre las causas y efectos relacionados con las afectaciones ambientales que hoy padece el planeta. El común denominador de este grave problema radica en la afectación de los ciclos climáticos y productivos; Inviernos más duraderos, nubosidad permanente y precipitaciones de lluvia que superan el promedio, baja floración y polinización y presencia de enfermedades, hongos y plagas; son algunos de los problemas derivados del cambio climático.

La producción de alimentos tiene relación directa con el comportamiento del cambio climático, la realidad económica que vive el mundo no solo depende del incremento del costo de alimentos y materias primas a causa del encarecimiento de las actividades logísticas generada en parte por la crisis de los contenedores, la guerra Rusia – Ucrania y la inflación que presentan la mayoría de países. Vale la pena anotar que hoy son 7.900 millones de habitantes los que demandan alimentos en el mundo (1.420 millones en China, 1.390 millones en India, 340 millones en EEUU, 51 millones en Colombia). Teniendo en cuenta estas proporciones poblaciones, Colombia es un país que, a pesar de sus inmensas posibilidades productivas y la baja densidad poblacional, presenta alto riesgo de inseguridad alimentaria.

Existe un conjunto de variables que encarecen el precio de los alimentos: económicas (oferta y demanda), cambiarias (TRM), logísticas y de suministro, ambientales y sociales. Normalmente se les atribuyen los sobrecostos a los temas tradicionales como la crisis de contendores, inflación internacional y temas cambiarios, sin embargo, la disminución de la producción por los ya mencionados efectos ambientales, además de la ausencia de mano de obra rural, se conviertes en variables directas e indirectas que influyen en el encarecimiento de la canasta alimentaria.

Lastimosamente la agricultura en Colombia es clasista, los encadenamientos productivos más reconocidos y con mayores investigaciones e inversiones desde el estado, son aquellos que tiene como objetivo la exportación, caso del café (especial), cítricos, aguacate, caña de azúcar, entre otros. Los encadenamientos menores, esos que satisfacen las necesidades alimenticias o de seguridad alimentaria, también llamados “pancoger” (maíz, frijol, yuca, plátano, hortalizas), esos que, si garantizan la soberanía alimentaria, no tienen ni gozan de la atención necesaria por parte del gobierno, cuando son estos productos los que en gran medida contribuyen en el abastecimiento alimentario básico que requiere la canasta alimenticia de los colombianos.

Si bien es cierto existen cadenas productivas priorizadas que generan riqueza económica para los territorios, también es cierto que se debe adoptar por parte del Ministerio de Agricultura, gobernaciones alcaldías, gremios y otras instituciones relacionadas, una política seria y responsable frente al fortalecimiento de esos micro encadenamientos (pancoger) y sus productores, pues esto permite que pobladores rurales o de cabecera municipal y habitantes (en especial de estratos 1, 2 y 3) de ciudades capitales, se puedan abastecer a precios razonables, generando además una estrategia económica para contrarrestar la inflación que tanto afecta la estabilidad económica de las familias en Colombia.

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