Opinión

¿Cuándo cambiarán nuestros principios?

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La renuncia de la ministra de la TICs Karen Abudinen, era algo que esperábamos con ansias. Solo cuando la moción de censura se sintió como un hecho, pensó que era procedente realizarla, antes de eso, guardaba la esperanza de salir avante de esta situación, lo que no sorprende, porque es lo que siempre ocurre en el derrotero político de nuestro país: no pasa nada.

Lo triste de este episodio es que aún se descubren más aristas que no dejan de hacerlo preocupante: según las investigaciones, parece haber un cartel de falsificación de garantías que se dedica a fabricar papeles bancarios para cerrar negocios. Esto abre algunas dudas: ¿Cuántos contratos hay por ahí, aprobados con garantías falsas? ¿Qué ocurriría si tuviéramos que hacer válida una de esas garantías por incumplimiento del contratista? ¿Quién va a responder, de ser necesario?

Otra de las dudas que quedan es ¿Cómo es posible que se aprueben este tipo de garantías, sin corroborarlas? ¿Es verdad, como lo manifestó la exministra Abudinen en una entrevista a La FM, que las personas encargadas las aprueban presumiendo la buena fe de los oferentes? Porque, de ser así, lo que necesitamos cambiar no son las personas, son los procedimientos. Con una sociedad tan corrupta como la nuestra, no podemos presumir de la buena fe de nadie para hacer nada. Es triste decirlo, pero es cierto.

Este episodio no se ha cerrado, aunque la ministra haya presentado su renuncia. Aún sigue sin resolverse el caso de la garantía de Centros Poblados y, lo más importante, los niños de gran parte del país siguen sin conectividad. Además, seguimos sin saber quién es el verdadero responsable de todo esto; si éste, realmente es un hecho aislado o si se presenta de manera sistemática e indiscriminada en diversos contratos, poniendo en riesgo los recursos del país. Lo más triste de todo es no saber cuándo, este tipo de hechos por omisión, tendrán una verdadera sanción para quien lo comete, porque parece que llegar al momento en que podamos apelar a la ética, valores y principios de los funcionarios públicos para que no se presenten, se demorará.

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