Opinión

El mal estado de las vías ibaguereñas

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Comunicador Social – Periodista; Especialista en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas de la Universidad del Tolima.

Para nadie es un secreto que la malla vial en Colombia ha sido dolor de cabeza constante desde hace décadas. De ahí que aquella sección televisiva de los 90 denominada «el hueco» se hiciera tan famosa y recordada en todo el país aun después del tiempo. Desde luego, Ibagué no ha sido ajena a ese problema, y hoy por hoy, como ha sucedido en muchas otras ocasiones, nuestra ciudad tiene un deterioro significativo de sus calles, solamente comparable con las pistas de motocross que hacen falta en el Parque Deportivo.

Para no ir muy lejos, la avenida principal de la ciudad como lo es la Carrera Quinta a la altura de Multicentro y hasta el Éxito de la 80, tiene una gran cantidad de huecos, y es necesario que sea intervenida, teniendo en cuenta su alto flujo vehicular. Sin embargo, el daño vial en su mayoría se posa sobre los barrios de la ciudad, como es el caso del Yuldaima, a donde la comunidad ha tenido que cementar por sus propios medios las grietas, o la entrada a los barrios 7 de agosto, 20 de julio, Ancón, Pablo VI, y La Aurora, donde son absurdamente exagerados los cráteres, tanto así que las busetas ya no quieren subir hasta las calles finales de la zona.

Igualmente pasa en el sector frente al edificio Barlovento, detrás de Multicentro quienes, según vecinos del barrio, a la hora de su construcción, las volquetas y carros pesados dañaron la calle que da hacia los Ocobos, sin ningún reparo, ni de la constructora, ni de la administración municipal.

Es cierto que la política social, inclusiva, educativa, de salud mental, debería ser prioridad para cualquier gobierno por encima del cemento. Sin embargo, aquellas calles no aguantan más el abandono al que se han visto sometidas por los últimos mandatarios, y urge la intervención pronta.

Podríamos continuar con la lista de barrios como El Salado, donde los comerciantes se quejan de que, por cuenta de los huecos, sus negocios no son visitados, La Gaviota a donde hay un hueco que tiene un diámetro anchísimo en el que caben dos personas juntas, entre muchos otros de los que nos ocuparemos después.

Hoy el llamado no es solo al alcalde, sino también al señor gobernador. ¿Y si en lugar de invertir millonadas en el ya anunciado alumbrado navideño, se les da a los ibaguereños el regalito de tener sus vías en buen estado? Eso también es progreso.

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