La marcha se marchitó
Demasiada hilaridad causó la paupérrima marcha que convocó la derecha colombiana y sus medios de desinformación esta semana.
Los personajes de siempre, que ya da pereza nombrar, salieron a vociferar que, supuestamente, esta era la marcha de las mayorías y que con la misma tumbarían de manera definitiva al gobierno de Gustavo Petro.
Había júbilo, arengas, aplausos, la oposición se sentía grande, cómoda; habían jugado todas sus cartas con la novela del hijo del presidente y ni hablar del resto de noticias falsas en su contra, en donde incluso, lo querían hacer ver como el peor de todos los padres.
Sin embargo, y cuando ya cantaban victoria, ocurrió lo que muchos sabíamos que ocurriría, la marcha, la marcha de las mayorías en contra de su mismo país, esa marcha sin sentido y sin razón, se marchitó.
Así es, la marcha se marchitó y se marchitó por obvias razones:
Primero, es claro que los colombianos que apoyan a estos políticos corruptos y sus medios, poco a poco se han venido cansando de escuchar sus discursos sin argumentos, sin fundamentos y lo que es peor, mentirosos.
Y no es para menos, por más que los medios intenten distorsionar la verdad, las redes y los medios independientes hacen lo suyo y hasta el mismo presidente. De modo que les queda bien complicado hacer que la gente siga creyendo en su corruptela.
Segundo, los colombianos que apoyan a esta gente están cansados de caminar sin saber para qué o por qué. Y es que en las marchas anteriores cuando son abordados por los periodistas independientes para que respondan a las preguntas de los mismos, los marchantes han quedado literalmente en ridículo tratando de responder a la pregunta: ¿Usted sabe por qué está marchando? Y si le sumamos que todo eso se sube a la red, el resultado de la ecuación es fácil de obtener.
Tercero, pese al caos y el pánico que los medios de desinformación han querido generar durante la administración del actual presidente, todo se les ha venido encima y cada mentira ha caído por su propio peso.
Como sea, los cambios y la situación del país saltan a la vista y no estoy diciendo que Colombia en un año de gobierno de Gustavo Petro sea un paraíso terrenal o algo por el estilo, no; pero, el pensamiento del presidente, su respuesta a los corruptos, su posición decente, propositiva, argumentativa y firme frente a gobiernos como el de Estados Unidos, entre muchas otras cosas, han puesto a nuestro país en el radar de quienes nos veían como la tierra del narco, la coca y el café.
El cambio sigue su curso y sabemos que vendrán más ataques, más desinformación y, sobre todo, veremos sin lugar a dudas la caída de los corruptos y sus medios.
Todo esto, porque… cada cosa que ocurre: Es un hecho Sam.