Opinión

La plaga

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

Corría 1959 cuando la banda mexicana de rock en español llamada Los Teen Tops lanzaron al mercado, juntos con otras canciones conocidas del rock and roll gringo, la canción La plaga que, aunque conservaba los acordes de la canción Good Golly, Miss Molly, nada tenía que ver la letra con la misma. Sin embargo, como una verdadera plaga la canción se esparció por toda Latinoamérica y partes de Europa, alcanzando un éxito rotundo y una trascendencia tal, que la enmarcó entre esos clásicos que pusieron a bailar a grandes y chicos y que es recordada hoy por hoy como uno de los mejores ritmos.

Pues bien, en la actualidad parece que ahí viene la plaga, pero, a esta plaga no es que le guste bailar mucho, ni tampoco rocanrolear; por el contrario, esta plaga, cargada de publicidad y espectáculo mediático busca, entre otras cosas, causar pánico y espanto entre la población mundial; y no es para menos, pasamos de un virus salido de las entrañas de un murciélago listo y adobado para los paladares más exquisitos, a las abejas asesinas y las polillas del mal ¿Será que no tienen nada más que inventar?

Lo paradójico de todo esto es la reacción de cientos, por no decir miles de personas, quienes realmente se preparan para la llegada de lo que sea que les digan que va a llegar. Los más listos montan su negocio en un dos por tres y los demás se disponen a comprar. Por esta razón no sería raro ver que, de tapabocas, guantes, alcohol y papel higiénico agotados, pasemos a encontrar los precios del repelente para mosquitos, el ajo y las servilletas de cocina por las nubes. Y ahora no me pregunten que tiene que ver una cosa con la otra, yo todavía no entiendo por qué me limitan la compra del papel higiénico en el mercado.

Vale la pena entonces, preguntarnos ¿Qué animal sigue? Comenzaron con la serpiente, luego con los marranos, después con los gatos, las cabras, las gallinas, las arañas, los gusanos, las moscas, los tiburones, los pájaros, las iguanas gigantes, los simios y hasta los pájaros. He visto también por ahí que las ratas tienen un lugar especial en la lista de la conspiración animal; sin dejar de lado a los perros que regresan del infierno, los cuervos y su nunca más, los piojos y hasta los pescados. La lista es larga, y para cada monstruo creado solo hay una solución: ¡Muerte! De ahí que solemos escuchar que devastaron a toda una población de murciélagos, que andan preparando antorchar para masacrar a la abeja africanizada a la misma abeja Maya o que a los perros o gatos los lanzan por las ventanas como si estuvieran poseídos por el mismo Satanás.

Como sea, la ignorancia y la imaginación humana no tienen límites y culpar al otro, por más animal que sea, para no aceptar los propios pecados es la manera más fácil de salir del paso, así como crear mundos imaginarios en donde el ser humano tiene que defenderse de fuerzas extrañas cuando en realidad es la plaga más letal que de la tierra haya brotado.

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