Los Engaños de la Propaganda Política

“Hay millones de huérfanos, lisiados y viudas entre nosotros. ¡También ellos tienen derechos! Para la Alemania de hoy ninguno ha muerto ni ha quedado lisiado, huérfano o viuda. ¡Tenemos la deuda con estos millones de construir una nueva Alemania!»
Adolf Hitler
Mientras los noticieros, los diarios y las redes se ocupan con las noticias allegadas de la invasión de Rusia a Ucrania, los medios de investigación del comportamiento de los afectos de los ciudadanos por sus dirigentes, se dedican a medir los niveles de aprobación de unos y otros, en Colombia, Rusia, Ucrania y, en general, alrededor del mundo.
Y es que el soplo de vida de los gobernantes se mide en porcentajes y el aguante de su permanencia en el poder depende precisamente de qué tan alto sea respecto al nivel de desaprobación o de disgusto de quienes a través de su voto u opinión, los mantienen en el poder.
En 1924, Adolf Hitler ya sabía que para cumplir con su propósito era importante no solo contar con la aprobación de su pueblo sino con la adoración que solo se le tiene a un Dios, y que para llegar a tal grado de enajenación era necesario el manejo adecuado de la propaganda:
“…no consiste en hacer un estudio objetivo de la verdad, en la medida en que favorece al enemigo para luego exponerla ante las masas con justicia académica; su tarea es servir a nuestro propio derecho, siempre y de manera inmutable.”
Después de que los nazis tomaran el poder en 1933, Hitler instituyó el Ministerio del Reich para la Ilustración Pública y la Propaganda, a cargo de Joseph Goebbels. La meta del ministerio era asegurar que el mensaje nazi se comunicara con éxito por medio del arte, la música, el teatro, la cinematografía, los libros, la radio, los materiales educativos y la prensa. Algunos de los consejos del exitoso manual que Goebbels desarrolló en el ministerio, aún son referencia para algunos de nuestros políticos:
“Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque.
Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.”
Este manejo sistemático de la propaganda permite entender cómo el 20 de enero de 1942, 15 funcionarios de alto rango de la burocracia nazi reunidos en una villa ubicada en el lago Wannsee, en el extremo oeste de Berlín, en medio de bocadillos y coñac, decidieron en tan solo 90 minutos el asesinato masivo por medio de la “solución final” de más de 6 millones de judíos europeos.
Mantener en reserva este macabro plan también fue minuciosamente planificado para poder deportar a los judíos de Alemania y la Europa ocupada sin que hubiera dificultades. Los oficiales de las SS a cargo de los campos de concentración y de los centros de exterminio forzaban a los prisioneros, muchos de los cuales serían asesinados en las cámaras de gas, a enviar postales a sus casas diciendo que los trataban bien y que vivían en buenas condiciones. De esta forma, las autoridades de los campos usaban la propaganda para cubrir las atrocidades y el asesinato masivo.
Fueron tan efectivas las estrategias propagandísticas utilizadas por Hitler que le permitieron mantenerse en el poder por 12 años, llevando a su nación al fallido intento expansionista que confluyó en la II Guerra Mundial en la que Alemania sufrió 2.049.872 bajas y perdió 1.902.704 desaparecidos.
A pesar de los resultados fatídicos de que la información sea manejada por los gobiernos y convertida en propaganda, en la Federación Rusa actual parece estar sucediendo lo mismo.
Según una encuesta publicada el jueves pasado (31-03-2020) por el instituto ruso independiente Levada, aproximadamente el 83% de los rusos aprueban las acciones de Vladimir Putin desde el inicio de la ofensiva en Ucrania, ganando 12 puntos en popularidad con respecto a los resultados del mismo sondeo en febrero de este año.
Lo que escuchan los rusos al sintonizar cualquier medio de comunicación es que Putin está llevando a cabo «una operación militar especial» para «desnazificar» a Ucrania y luchar contra la extrema derecha que ha empujado al pueblo ucraniano a asociarse con Occidente en contra del Kremlin.
Las estrategias “desinformativas” rusas no son recientes. A pesar de que fue tan solo después de la invasión rusa a Ucrania que el Kremlin decidió la prohibición del acceso a Facebook e Instagram en el país, entre las redes sociales más populares se encuentran tres que funcionan únicamente en su territorio nacional.
El rápido lanzamiento de “Rossgram”, aplicación que tendrá las mismas funcionalidades de Instagram, busca cerrar el inconformismo creciente entre los jóvenes a quienes se les privó de la posibilidad de aproximarse a las plataformas de Zuckerberg, sin embargo, con un acceso controlado por el Estado.
Dichas estrategias propagandísticas han rendido sus frutos. Cuando a comienzos del 2020, el brote de COVID-19 obligó a Putin a adoptar medidas de confinamiento, su popularidad sufrió una caída estrepitosa la cual se venía gestando dos años atrás con la pobre participación del equipo masculino de futbol en el mundial del 2018.
La mayor cantidad de aplausos han sido conseguidos por Putin gracias a acciones que le han permitido a Rusia extender su territorio y su dominio, bien sea sustrayéndolo de otros países como Ucrania o con intervenciones militares que apoyan gobiernos como el de Siria para que, bajo sus instrucciones, se perpetúen en el poder.
En marzo de 2014, la aprobación de un referéndum por parte del parlamento de Crimea permitió su anexión a Rusia trepando la aprobación de Putin al 80%, la cual se incrementó aún más, alcanzando un 82% al mes siguiente, cuando se desató la Guerra del Donbás, la cual se ha extendido en el tiempo y a febrero de 2022, cuando se dio comienzo a la invasión Rusa a Ucrania, ya había provocado más de 14.000 víctimas mortales entre civiles y combatientes de ambos bandos.
En octubre de 2015, con el comienzo de la intervención rusa en Siria, la primera operación militar fuera de su territorio desde la caída de la URSS, Putin aumentó al 88% su imagen positiva al enviar aviones y tropas para apoyar el agonizante gobierno de Bashar al-Assad iniciando una de las campañas más sangrientas en contra de grupos del Estado Islámico.
Hasta el 30 de septiembre de 2020 más de 63.000 soldados rusos habían servido en la campaña de Siria provocando al menos 6.589 víctimas mortales civiles, entre ellas 2.005 niños y 969 mujeres, según datos de la Red Siria de Derechos Humanos que trabaja para documentar la masacre que vive este país. Las cifras sobre los soldados rusos muertos no han sido publicadas y son consideradas “información clasificada” en el régimen de Putin.
El incremento de la notoriedad de Putin no ha sido solamente en su natal Rusia, sino también en el territorio invadido. Tras más de seis años de la intervención rusa en Siria, el presidente ha visitado el país en dos ocasiones siendo muy popular en las regiones controladas por el régimen de Damasco. Su influencia se percibe en las cercanías de sus dos bases militares encontrando diversas fotos del líder y banderas rusas adornando postes de electricidad, edificios, mercados y algunos edificios administrativos. El Ministerio de Educación sirio añadió el idioma ruso como opcional en las escuelas, lo que ha sido implementado por más de un centenar y la facultad de Letras de la universidad de Damasco cuenta con un departamento dedicado a este idioma.
Tal parece que alcanzar y mantener un alto nivel de aprobación es una tarea para la que los líderes deben prepararse dejando atrás valores fundamentales como lo es el de la vida misma. El llamado superior a ser protectores de su pueblo buscando su bienestar y desarrollo parece rendirse ante la vanidad que representa el apoderamiento del poder de manera absoluta y permanente. Se hace necesario que la educación cívica se imparta desde la temprana infancia y se enfoque en la identificación de los principios fundamentales que garantizan la paz y sana convivencia de las naciones, el respeto por los territorios y el cubrimiento de las necesidades básicas hasta el nivel de la autorrealización de los individuos para, a partir de esto, desarrollar el sentido crítico que permita identificar a aquellos pretendientes al poder, que con sus campañas propagandísticas puedan dirigir a sus ciudadanos hacia la autodestrucción colocando sus intereses personales por encima de los de sus protegidos.