Opinión

Mi temor con la IA

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Es aterrador, al menos para mí, ver a dónde nos está llevando la inteligencia artificial, tan de moda y utilizada en estos días. Entrar a redes como LinkedIn, es encontrar cómo todos, por una razón u otra, han comenzado a utilizar la herramienta para reemplazar diversos profesionales, actuar que, al menos a mí, me produce miedo.

Hace algunos días, alguien me sugirió utilizar la IA para escribir mis columnas, ante lo que solo pude responder “Aquí, la IA soy yo”. Y quizás es que me niegue a la tecnología, pero no puedo asumir que mis años de estudio y trabajo para mejorar mis habilidades y ampliar mis conocimientos, sean reemplazados sin compasión por una máquina. Tampoco puedo concebir que eso le pase a nadie, no me parece justo.

Hasta donde he visto, los comunicadores, los diseñadores gráficos, los fotógrafos, los traductores, los editores de video, entre muchos otros profesionales, están siendo reemplazados, básicamente porque las empresas pueden, a través de la tecnología, economizar en salarios… y en problemas, porque lidiar con seres humanos no es fácil, lo que tampoco podemos negar.

Lo curioso de todo esto es que, tiempo atrás, cuando la empresa ahorraba en gastos, era para beneficio de sus empleados. En la actualidad, ¿cuáles empleados serán los beneficiados, si todos están siendo reemplazados por la inteligencia artificial? Sé que suena exagerado, pero, si usted no ha perdido hoy su empleo o la posibilidad de conseguir uno por esta tecnología, puede darse por bien servido; sin embargo, ¿hasta cuándo contará con esta suerte? Porque con el ritmo que esto está alcanzado, dentro de poco, el único que será necesario será el “dueño del letrero”, quien se encargará de pagar los programas de IA que harán que la empresa surja y prospere.

Siento que cuentan con cierta ventaja, profesiones como la Contaduría, porque aún es necesario presentar firmados los estados contables de la empresa, pero el resto de profesionales corremos riesgo. Pensemos, ¿para qué un psicólogo o jefe de Recursos Humanos que se encargue de seleccionar, capacitar y formar al personal, si éste no estará o será mínimo? ¿A qué se dedicará el comunicador si los textos los hará una herramienta? ¿Para qué el diseñador gráfico, si las imágenes ideales casi que caen del cielo con solicitarlas de manera correcta? Lo mismo ocurrirá con el editor de video. Hasta la amada señora de los tintos, que se encarga de darle gusto a cada quien con la preparación de su elección, está en riesgo. ¿A quién le preparará el café, si la mayor parte del trabajo lo hacen máquinas y los pocos empleados que sobreviven, lo hacen desde casa?

Lo que me parece realmente triste, es que este cambio en el mundo laboral es responsabilidad nuestra, porque confiamos en que una máquina o programa de computación, es capaz de ser y hacer las cosas de mejor manera que nosotros mismos. Fuimos nosotros quienes abrimos la puerta para que la tecnología nos gobernara, que lo digan el celular o la Tablet que convertimos en niñera, haciendo que nuestro conocimiento y capacidades quedaran relegados a dominar la tecnología. ¿Cómo pretendemos encontrar trabajo, si nosotros mismos le enseñamos a las máquinas, cómo hacerlo? Y recordemos: ellas no piden permisos, no se enferman, no toman café ni desayunan en horario laboral, tampoco difieren de las decisiones que se toman en la compañía y no hay que pagarles parafiscales. En resumen, temo que hayamos labrado nuestro destino: el camino a nuestra propia extinción profesional. Así que, la próxima vez que sepa que alguien quiere reemplazar a un profesional con IA, no lo aliente, piense en que el siguiente reemplazado, puede ser usted.

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