Opinión

Cuando un amigo se va

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El pasado 19 de junio, Cali sufrió un duro golpe: por vicisitudes del destino que jamás lograremos entender, Otto González Sandoval partió al encuentro supremo. Pero lo importante no es que Otto se haya ido, lo importante es que haya estado entre nosotros y lo realmente valioso es el legado que dejó a Cali, a su familia, a sus amigos y a quienes lo conocimos.

Para quienes no tuvieron el gusto de estar a su lado, Otto era una persona que destilaba energía, color… alegría. Cada que se hablaba con él de lo divino o lo humano, podía crear un proyecto nuevo o replantear alguno, pero nunca había conversaciones infructuosas, que no generaran una idea por hacer. Tomar juntos un café, era abrir la puerta a un mundo de posibilidades que no habías sospechado. Su creatividad lo llevó a crear pasarelas de moda totalmente diferentes, porque el centro de ellas no eran sus diseños, era el concepto bajo el que había creado los diseños y toda la historia que apoyaba esa inspiración. Junto a él, tuve la oportunidad de ver pasarelas en las que no solo había colecciones grandiosas y hermosas modelos, había historias, había actuación, ¡había magia!

Ahora, no solo nos queda el recuerdo de lo que hizo, nos quedan los proyectos que quedaron en el camino, en construcción: tenía planeada una película que partió de un libro, pero ninguno de los dos ha visto la luz, están en remojo, porque diariamente los nutría de más historias, les ponía mayor pasión. Ahora, es Antonio, su socio de toda la vida, quien tiene la responsabilidad de hacer que tanto color y tanta historia vean la luz. Y él lo sabe, sabe que esta obra no puede quedarse sin ser vista, sin que pase por los ojos de todos los caleños para que recuerden esa “pequeña París” y las historias que en ella se vivían, sabe que la memoria de Otto y su legado merecen ser compartidos, conocidos y disfrutados. Él, acostumbrado a aterrizar los sueños de un pionero, será el encargado de hacerlos realidad una vez más.

No tendremos más dibujos de Jovita, ni quién nos recuerde en su muro de Facebook tantas obras de arte del cine y tantos grandes artistas. Nos faltará aquel que no perdía oportunidad para crear y mostrarnos una Cali y un Valle resilientes, llenos de color, de vida, de fe. Se fue un grande de la historia de la Cali moderna, alguien que sabía cómo ser el punto aparte en todo lo que hacía, porque su compromiso y dedicación para crear lo inimaginable estaban allí, con él, siempre. Vuela alto Otto, abre tus alas de infinitos colores y llega a los pocos lugares donde te faltaba llegar… y gracias, porque con tu ejemplo nos enseñaste cómo dejar de ser orugas.

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