Opinión

Mujeres Brillantes en la Historia: ¿Condenadas al Desprestigio?

Sandra Liliana Pinto Camacho

Sandra Liliana Pinto Camacho

Ingeniera Industrial PUJ & Administradora Hotelera AH&LA

Debo confesar que me causó un poco de disgusto descubrir que a la científica polaca-francesa Marie Skłodowska Curie, quien fue la primera mujer en la historia en recibir un premio nobel, en Física, en 1903, y quien a la postre se convertiría en la primera persona en ganarse el galardón dos veces, la segunda vez en Química, la “desinvitaron” a la ceremonia de entrega del mismo en 1911 debido a que la fecha coincidió con la del juicio de divorcio de quien en aquel momento era su pareja y que, por tanto, se trataba de un “hombre casado”.

El premio Nobel sueco Svante Arrhenius le escribió a Marie Curie (quien era viuda en aquel momento): «Le ruego que se quede en Francia; nadie puede calcular lo que podría pasar aquí… Espero que mande un telegrama… que diga que no quiere aceptar el premio antes de que en el juicio de Langevin (su pareja) se demuestre que las acusaciones en su contra no tienen fundamento».

Pero la respuesta de Curie no pudo ser más contundente: “El premio me lo dieron por el descubrimiento del radio y el polonio. Creo que no hay ninguna conexión entre mi trabajo científico y los hechos de mi vida privada».

Aunque esta anécdota no demerito los logros de la científica que luego sirvieron de base, entre otras cosas, para los tratamientos de radioterapia para el cáncer que tantas vidas han salvado (incluyendo la de mi madre), y está lejos de ser la razón por la cual es recordada, pareciera no ser el caso de otras mujeres como el de la emperatriz Cleopatra.

Cleopatra interpretada por Elizabeth Taylor

A diferencia de Curie, Cleopatra se convirtió en reina de Egipto después de la muerte de su padre, Ptolomeo XII, en el año 51 a.C. y suele ser recordada a través de las películas de Hollywood como una glamorosa “femme fatale”.

Hamer, autora del libro «Las señales de Cleopatra: una lectura histórica de un ícono», señala que por el hecho de ser mujer y de gobernar un país muy rico, Cleopatra (sobre todo su independencia) era aborrecida por Roma por lo que su historia (escrita por romanos) comienza cuando «sedujo» a dos de sus principales generales, Julio César y Marco Antonio.

La guerra iniciada junto con el segundo en contra de Roma terminaría el 2 de septiembre del 31 a.C. con la derrota de la flota de Cleopatra y Marco Antonio, vencida por la de Octaviano (conocido como César Augusto), teniendo ambos que retirarse con sus navíos restantes de vuelta a Alejandría.

Aunque al emperador Augusto le hubiera gustado exhibir a Cleopatra como cautiva por toda Roma, como lo hicieron otros generales con sus prisioneros para celebrar sus victorias, ella se suicidó justamente para evitar eso. Augusto tuvo que conformarse con utilizar sólo una imagen de ella para su celebración.

De Cleopatra sabemos a través de Plutarco, el biógrafo griego de Marco Antonio, que no era su aspecto físico lo que resultaba tan atractivo de ella, sino su conversación y su inteligencia, por lo que tildarla de “mujer fatal” o seductora fue tan sólo una forma de demeritar su importante papel en la historia.

Fuera de Europa, en África y los países de tradición islámica, fue recordada de manera muy diferente. Los escritores árabes se refieren a ella como una erudita y 400 años después de su muerte aún se le rendía tributo a una estatua suya en Philae, un centro religioso que atraía a peregrinos de más allá de las fronteras de Egipto.

Algunos años después, alrededor del año 370 d.C. nació Hypatia en Alejandría quien se convertiría en la primera mujer dedicada a la ciencia y quien, a diferencia de Cleopatra, no pudo evitar uno de los finales más violentos documentado en esta época.

Hija del filósofo y matemático Teón de Alejandría, quien siempre vigiló muy de cerca su educación proponiéndose convertirla en «un ser humano perfecto», Hypatia realizaba todos los días una rutina física que le permitía mantener un cuerpo saludable, así como su mente activa, rechazando en múltiples ocasiones casarse, para poder dedicarse íntegramente a cultivar su mente.

Como su padre trabajaba en el Museo, institución fundada por Tolomeo (emperador que sucedió a Alejandro Magno y fundador de la ciudad de Alejandría) dedicada a la investigación y la enseñanza, tuvo la oportunidad de estudiar con más de cien profesores que vivían allí y muchos más que asistían periódicamente como invitados. Aunque viajó a Atenas e Italia para recibir algunos cursos de filosofía, se formó como científica en el propio Museo y formó parte de él hasta su muerte. Incluso llegó a dirigirlo alrededor del año 400. También obtuvo la cátedra de filosofía platónica, por lo que sus amigos le llamaban «la filósofa». Hypatia cultivó varias disciplinas: filosofía, matemáticas, astronomía, música… y durante veinte años se dedicó a enseñar todos estos conocimientos. De este modo se convirtió en una de las mejores científicas y filósofas de la época.

En aquellos tiempos el cristianismo se estaba imponiendo en Alejandría (que estaba bajo dominio romano) persiguiendo a todo aquel que no se convirtiera al cristianismo y renegara de todos los conocimientos adquiridos. Hypatia se negó a traicionar sus ideas y convertirse al cristianismo por lo que fue acusada de conspiración contra el líder cristiano de Alejandría. Dicha acusación fue aprovechada por un grupo de fanáticos religiosos que, de una forma cruel, pusieron fin a su vida.

Relata el historiador Sócrates Escolástico, coetáneo de Hypatia: “Vigilándola mientras regresaba a casa en su carro, la bajaron de él, la arrastraron y se la llevaron a la iglesia llamada Cesáreo, donde la desnudaron completamente y la asesinaron (golpeándola o cortándola) con tejas (o conchas). Después de despedazarla, se llevaron sus miembros destrozados a un lugar llamado Cinarón y los quemaron”. La filósofa y maestra neoplatónica murió en marzo del año 415, es decir, hace 1.600 años.

Hedy Lamarr

El 9 de noviembre de 1914 nació en Viena una mujer extraordinaria, Hedy Lamarr, la “mujer más bella de la historia del cine” y la inventora del sistema de comunicaciones denominado “técnica de transmisión en el espectro ensanchado” en el que se basan todas las tecnologías inalámbricas de que disponemos en la actualidad.

Actriz, ingeniera de telecomunicaciones e inventora, fue obligada por su padre a casarse con Frits Mandl, uno de los hombres más influyentes de Europa quien antes de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a surtir el arsenal de Hitler y Mussolini. Por ello, fue considerado como “ario honorario” por los gobiernos fascistas pese a ser de origen judío.

La película que la llevó al estrellato en 1932 y a su indeseado matrimonio, no pudo ser más polémica. Éxtasis, filmada en Checoslovaquia bajo la dirección de Gustav Machaty, fue el primer film en mostrar el rostro de una actriz, completamente desnuda, durante un orgasmo. Fue tachado de escándalo sexual y se prohibió su proyección en las salas de cine. Le llovieron censuras y condenas, incluida la del Vaticano. Los padres de Hedy, al ver a su hija desnuda en la pantalla, quedaron horrorizados aceptando encantados la propuesta de matrimonio de Fritz, creyendo que siendo bastante mayor que ella, la “devolvería al buen camino”.

Este matrimonio termina con un escape cinematográfico que la lleva a Estados Unidos, en donde protagonizó una treintena de películas que la convirtieron en la verdadera estrella emergente de los años 30. El comienzo de la segunda guerra mundial despertó en Hedy el deseo de contribuir con los aliados, aprovechando los conocimientos adquiridos en las frecuentes reuniones a las que acompañaba a su esposo durante su matrimonio. En primer lugar, ofreció su trabajo y su preparación como ingeniera al recientemente creado National Inventors Council, pero su oferta fue amablemente rechazada por las autoridades, que le aconsejaron que basase su participación en su físico y en su éxito como actriz, promoviendo la venta de bonos de guerra. Lejos de desanimarse u ofenderse, consultó a su representante artístico e idearon una campaña en la que cualquiera que adquiriese 25.000 o más dólares en bonos, recibiría un beso de la actriz. En una sola noche vendió 7 millones de dólares.

Pero Hedy no estaba satisfecha, deseaba aportar sus conocimientos técnicos para mejorar un aspecto crítico de los ejércitos aliados: el área de las comunicaciones. El 10 de junio de 1941 presentó al registro la solicitud de patente de su “Sistema Secreto de Comunicación”, que le fue concedida el 11 de agosto de 1942, cuando Estados Unidos ya estaba en guerra con Japón y Alemania. Hedy firmó con el apellido de su segundo esposo, Markey, ya que se creía que su lado de “inventora” podía perjudicar su imagen de diva.

Aunque la actriz no consiguió ingresar ni un solo centavo por la patente que caducó sin ser utilizada, no puede discutirse que fue la pionera en esta técnica cuyo mayor reconocimiento se hace en su país natal, Austria, en el que se celebra el Día del Inventor el 9 de noviembre en su honor.

Marie Curie, Cleopatra, Hypatia y Hedy Lamarr, cuatro mujeres brillantes cuyos logros han querido ser opacados mediante narraciones acomodadas de eventos, que como lo expresó Curie, hacen parte de sus “vidas privadas”.  Sus descubrimientos, triunfos, conocimientos e inventos han representado un significativo aporte a la humanidad por lo que resulta menos que decepcionante sólo encontrar una pequeña reseña desdibujada de los mismos en los libros de historia.

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