Opinión

Reglas no escritas

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Si de tener una nueva sorpresa semanal se trata, este Gobierno no decepciona. Comenzamos el mes con un presidente de Estado ondeando la bandera de un grupo guerrillero extinto en medio de una marcha que, por generaciones, ha representado la lucha de los trabajadores de este país, el esfuerzo de aquellos que lo han dado todo para sacar adelante esta patria construida con sudor y lágrimas.

Este año, esa marcha pasó a ser usada por el jefe de Estado como su atril para revictimizar a la historia misma, exhibiendo la bandera del M-19 frente al Palacio de Justicia, mientras anunciaba el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Israel. Delirante.

Y es que, debemos reconocer que el primer punto a evaluar es, ¿por qué tenemos que inmiscuirnos en las “deudas ancestrales” de otros? ¿Por qué no, simplemente, nos declaramos en contra de cualquier acción que termine con la vida de otros, sin parcializar la discusión? ¿Por qué romper relaciones con Israel, para, una semana después, el pasado sábado, decir en la Guajira que les podemos pedir ayuda para llevar agua a esas comunidades?

Pero las incoherencias de este Gobierno no paran allí. Sneyder Pinilla, exsubdirector de la UNGRD, decidió buscar un principio de oportunidad y contar cómo, el Gobierno utilizó el dinero cobrado a través de los tanques de la Guajira, para sobornar al presidente del Senado, Iván Name y al presidente de la Cámara, Andrés Calle, para que ayudaran a sacar adelante las reformas del Gobierno. Más de la corrupción que el presidente prometió erradicar pero que, parece, a su alrededor solo se multiplica.

Pero este caso, apenas comienza. Olmedo López, exdirector de la UNGRD y quien fue el directo responsable de contratar y sobrecostear los carrotanques que se están dañando en la Guajira, ya dijo a la Fiscalía que busca un principio de oportunidad y protección para su familia. Esperemos que sus intenciones no terminen junto a las de Nicolás Petro, quien comenzó aclarando que no iba a “inmolarse” por su padre y terminó, luego de la visita de éste a la casa donde reside en Barranquilla, diciendo que había sido presionado y pidiendo que se retire al fiscal que está a cargo del caso. Afortunadamente, la nueva fiscal General, Luz Adriana Vásquez, ya dijo que eso no iba a suceder. Punto para ella.

Pero, la pregunta obligada que debemos hacernos es ¿Por qué toda la gente que tiene relación directa con el Gobierno, tiene como estrategia ‘contradecir’ su voluntad? Porque, piénselo bien: el presidente Petro siempre se ha manifestado contra la corrupción, sus promesas de campaña estuvieron enfocadas en advertir que su Gobierno sería el “del cambio” porque, precisamente, haría lo contrario a lo que habían hecho los demás; sin embargo, lo que ha pasado bajo su mandato, ha sido mucho peor a lo que pasó en los anteriores, ¿por qué? ¿Por qué todos los involucrados se encargan de hacer lo que el presidente, supuestamente, dice que no hagan? ¿Con qué nivel de seguridad laboral se siente cada uno de los miembros del Gobierno, que contradicen sin miramientos, la principal orden del presidente? ¿En qué momento se detendrán todos estos aparentes traidores? De verdad, ¿alguien cree que una persona es capaz de hacer algo totalmente opuesto a lo que su jefe le pide, pensando que no habrá consecuencias?

Piénselo, uno sabe que un equipo sigue órdenes y conoce la línea ética de quien lo dirige, por eso, sabe hacia dónde se dirige y cómo seguirla. No se deje engañar por un discurso con buena forma, pero sin fondo, sin soporte, como el que da el presidente Petro.

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