Opinión

El que nunca ha tenido…

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Todos y cada uno de los miembros de este gobierno, se encargan de estar en la primera plana de las noticias cada semana y no por cosas que nos enorgullezcan como colombianos. Nuestra vicepresidenta acaba de llegar de Kenia, Sudáfrica y Etiopía, de hacer un viaje que costó más de 1400 millones de pesos y del que, aunque cuenta sobre algunos acuerdos en tecnología, memoria y paz que pueden ser benéficos para nosotros, pero no da detalles de los negocios que se cerraron, porque primero se necesita tender puentes con memorandos de entendimiento. Confiemos en que el suajili sea el idioma de los negocios en corto tiempo, para que comencemos a ver réditos de esos acuerdos.

Nuestra primera dama fue a la Guajira a encontrarse con las comunidades wayú, mientras degustaba lo que parecía una suculenta costilla de chivo. Lo de suculenta es porque en el video que rodó por las redes sociales se le veía gustosa comer con las manos, chupar los huesos y sus dedos. Y sí, “Al pueblo que fueres haz lo que vieres”, lo comprendo y estoy de acuerdo, pero unas normas mínimas de etiqueta nunca sobran, esté donde esté. Si ese es el ejemplo que reciben sus hijas… Esos comportamientos molestan porque de una representante del gobierno como lo es la esposa del presidente, lo mínimo que se espera son normas de etiqueta al comer.

Ahora, Laura Sarabia, jefe de Gabinete de la Presidencia de la República, está en el ojo del huracán por cuenta de unas declaraciones dadas por Marelbys Meza, la niñera que cuidó al hijo de la funcionaria durante un par de meses. Meza se considera responsable del robo de una maleta con 7000 dólares que trajo Sarabia a su casa después de un viaje de trabajo, según ella, dinero procedente de viáticos. Lo complejo de la situación es que la niñera indica que fue llevada a un sótano ubicado frente a Palacio y sometida al polígrafo, mientras era tratada como “ladrona y mentirosa” por parte de los agentes de la Sijín y la jefatura de protección presidencial. Este abuso de poder deja muchas inquietudes: ¿Qué hacía Laura Sarabia con casi 7000 dólares en efectivo en su casa? ¿Por qué dentro de una maleta al alcance de una persona a quien conocía hacía poco tiempo y no de una caja fuerte, por ejemplo? ¿Por qué le queda tanto dinero a Sarabia de los viáticos que recibe? ¿Por qué, al percatarse del robo, no instauró la denuncia y dejó que la justicia obrara, antes de abusar del poder que le da su cargo? Quizás temía que en el “Gobierno del Cambio”, la que consideraba delincuente, pudiera salir libre y sin sanción…

Y aunque la maleta con dinero parece ser un patrón de los funcionarios de este Gobierno (Roy Barreras olvida un morral con el dinero para el pago del impuesto predial 2021 en el Hotel de la Ópera, al presidente Petro en campaña le entregan bolsas con fajos para financiarse) la inseguridad que esto genera, no debe ser el motivo para que se les permita pasar por encima de la ley. Tener dinero fuera del sistema financiero es muestra de una posible evasión y, lo mínimo que se espera de quienes nos gobiernan y sus escuderos, es el ejemplo.

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