Opinión

Háganle un busto a don Gabriel en el Murillo Toro

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Comunicador Social – Periodista; Especialista en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas de la Universidad del Tolima.

Sin ninguna duda, Manuel Murillo Toro es uno de los personajes más importantes en la historia del departamento del Tolima. Proveniente de una familia con escasez de recursos, fue dos veces Presidente de la República, y trabajó como comisionado de paz, siendo tildado de criminal, tal y como ha ocurrido en nuestros tiempos con defensores de derechos humanos y gestores de paz. Introdujo el telégrafo a Colombia, y fue un gran periodista, fundador de la Gaceta Mercantil y colaborador de diferentes impresos.

Su nombre está enmarcado en colegios, oficinas, y en uno de los parques emblemáticos de la ciudad de Ibagué, y desde luego en el estadio donde juega el Deportes Tolima, equipo representativo del departamento, propiedad del ex senador Gabriel Camargo Salamanca.

Desde hace varios días, algunos periodistas deportivos de la ciudad, han alimentado la idea de cambiar el nombre del estadio Murillo Toro, justamente por el de don Gabriel Camargo, a razón de lo que ha hecho este boyacense por el equipo del Tolima, y las opiniones están divididas, especialmente porque por fortuna, el ex senador, propietario del «vinotinto y oro» equipo con el que ha generado sendos dividendos, todavía está vivo, y en derecho, la ley no permite bautizar lugares o espacios físicos con nombres de personas vivas.

Pese a las muchas polémicas que ha generado Camargo por cuenta de sus comentarios desafortunados, no se puede desconocer que ha sido un gran dirigente y especialmente un empresario que ha generado empleo en la región. Sin él, el «nuevo grande» como lo llaman ahora los narradores deportivos, seguiría siendo el «Tolimita», y sin duda, quizás hasta el equipo ya hubiera desaparecido como sucedió con el Cúcuta Deportivo; pero cambiarle el nombre al estadio, sería mancillar la historia del departamento, y de un ilustre personaje como Manuel Murillo Toro, que al igual que Darío Echandía, engrandecieron la política tolimense.

A don Gabriel Camargo se le puede homenajear de muchas maneras, incluso, con una placa o un busto en el estadio Murillo Toro, pero no enterrando un homenaje para que nazca uno nuevo. Las remodelaciones hechas al interior del llamado «Mamut» incluyeron murales de personajes icónicos del Deportes Tolima como Elson Becerra, Jorge Luis Bernal, Hernán Torres, entre muchos otros, incluso Camargo, pero ninguno de ellos con un cambio tan estructural como el del  nombre, que ya está apropiado y reconocido internacionalmente. Cambiar el nombre de Manuel Murillo Toro por el de Gabriel Camargo sería como si La Bombonera que en realidad se llama Estadio Alberto J. Armando, se llamará Mauricio Macri o Carlos Bianchi, dirigentes que escribieron su historia en páginas doradas del club.

La historia del deporte podrá tener miles de nombres destacados y queridos, pero algunas veces hay que pensar con la razón y no con el corazón, y desafortunadamente es lo que pasa a veces con algunos periodistas deportivos que olvidan el papel de periodistas y lo cambian constantemente por el de hinchas. Por favor háganle un busto a don Gabriel en el Murillo Toro.

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