Opinión

La información es poder

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El caso Sarabia demuestra que, ya en el poder, todos son corruptibles. Y lo peor, que son capaces de usar dicho poder para su beneficio, en favor de sus intereses sin importar a quién afecten. El caso de Marelbys Meza mantiene su importancia porque demuestra que, mientras se tenga rabo de paja, todo es candela.

Ahora, tanto el futuro de Benedetti como el de Sarabia parece incierto. Él, estaba destinado para regresar al país a manejar las campañas del Pacto Histórico con miras a la contienda regional de octubre, mientras ella “mi funcionaria querida y estimada” como la llamó el presidente Petro en la ceremonia de ascensos militares en Bogotá, estaba perfilándose políticamente como una de las mujeres más fuertes del país. En este punto, él puede salir mejor librado, no porque pueda cumplir el plan previsto, porque en este momento es evidente que nadie apuesta por él o por su liderazgo, pero sí es claro que supo adentrarse en el gobierno de Petro y ser baluarte del Pacto Histórico, tanto que fue quien heredó a Laura Sarabia al presidente. Ella, por el contrario, al haber abusado de su poder con fines personales, claro ejemplo que, como ya sabemos, recibió de su mentor Benedetti, será la mayor damnificada, porque su actuar no solo la saca del gobierno, también la deja mal parada profesionalmente, al presentarse como una persona autoritaria y manipuladora que utiliza los recursos profesionales para obtener fines personales.

La verdadera pregunta que queda en este punto es ¿quién es realidad Marelbys Meza, quien trabajó para Benedetti y aunque también dudó de ella por un dinero perdido, la recomendó a Sarabia? Ya rueda en redes sociales un escrito sin autor, en el que se dice que Meza es una especie de “mensajera de platas entre el régimen de Maduro y el gobierno de Petro” lo que podría parecer cierto, porque no suena muy lógico el tratamiento que, entre dos altos funcionarios del gobierno actual, le han dado a este caso. De Benedetti encontrarla responsable de aquella primera pérdida de la que no teníamos idea, lo lógico habría sido, al menos, separarla de su cargo y alejarla de su familia, no recomendarla a quien había sido su mano derecha y colaboradora de mayor confianza.

También podríamos pensar que, estando en medio del ojo del huracán al trabajar en las casas de los altos funcionarios del gobierno, Marelbys Meza pudo escuchar y conocer de primera mano, información que no ha estado al alcance del público y que a los exfuncionarios del gobierno no les conviene que salga a la luz pública, por eso el interés actual en desprestigiarla, para poder sacarla fácilmente del juego, sobre todo ahora que descubrieron que es capaz de hablar con los medios, que no le teme al entramado corrupto que han creado.

Este caso puede dejarnos dos enseñanzas: o aprendemos delante de quién decimos y hacemos las cosas, o aprendemos a tener un comportamiento intachable, que nos evite cargar con miedo por tener cola que nos pisen. El camino a escoger, es decisión de cada quien.

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