Opinión

Los están matando

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Recuerdo en la época del Paro Nacional, cuando las cosas se salieron de control por parte de la Primera línea y las autoridades debieron actuar para intentar poner las cosas en orden nuevamente, cómo muchas personalidades y ciudadanos utilizaron las redes sociales para manifestar su preocupación frente a los hechos, utilizando la frase que se convirtió en eslogan “Nos están matando”. Y era entendible, nadie quiere que las vidas de compatriotas se pierdan de forma violenta, aunque ninguno de los “trinadores” estaba en medio del conflicto.

Hoy, esa frase deberíamos estarla usando con una pequeña variación “LOS están matando”, porque es lo que está ocurriendo con los hombres de nuestras Fuerzas Armadas a lo largo y ancho del país. Las disidencias de la FARC se encargaron el sábado, en Morales, Cauca, como se ve a través de un video publicado por ellos de redes sociales, de exhibir las prendas y elementos que les quitaron a tres policías después de asesinarlos con tiros de gracia. Como consecuencia, el presidente Gustavo Petro, desde sus redes sociales, anunció un consejo de seguridad extraordinario, donde buscarán tomar decisiones que permitan mejorar el orden público en el país.

Pero no es un caso aislado. El domingo en El Timbo, Buenos Aires, norte del Cauca, el mismo grupo armado detonó un carrobomba, que dejó como resultado la muerte del sargento Carmelo José García. Y no podemos olvidar que este mismo grupo fue el responsable de la muerte de patrullera de la Policía Paula Cristina Ortega en Neiva de 28 años, el pasado 2 de agosto, acribillándola en cuello y tórax mientras se desplazaba en su moto.

Y aunque las disidencias de las Farc han negado la existencia de un plan pistola para asesinar miembros de la fuerza pública, pagando 4 millones de pesos por cada deceso, es claro que se encuentran dispuestos a continuar con todas sus acciones por lo menos, hasta el 17 de septiembre, cuando se instale la mesa de diálogos y cese al fuego bilateral.

Sumado a esto, se encuentran las amenazas realizadas por el ELN al fiscal Francisco Barbosa, la senadora María Fernanda Cabal y el general retirado Eduardo Zapateiro, las cuales parece, fueron ocultadas por el comandante del Ejército, mayor general Luis Mauricio Ospina. Debido a esto, Óscar Villamizar, representante del Centro Democrático, citará a Iván Velásquez, ministro de Defensa y a Danilo Rueda, alto comisionado para la Paz, a la Cámara de Representantes para un debate de control político.

Lo preocupante de esta situación, que no es exclusiva de este Gobierno, pero sí que se presenta hoy con mayor vehemencia, es la poca acción por parte del ministro de Defensa y del gobierno en sí, para lograr que estos comportamientos cesen. Porque para nadie es un secreto que los hombres de las fuerzas militares y policiales del país, se encuentran disminuidos, reducidos y agobiados, gracias a acciones como la barrida de generales y almirantes realizada a la llegada del gobierno al poder, y a directrices recibidas desde su comandante máximo, el presidente de la República, quien, a través de trinos, les pide prudencia y que eviten transitar por las carreteras de Colombia, “provocando a quienes ejercen el orden en dichas áreas”. Como quien dice, apague y vámonos, porque aquí no hay ni dios ni ley.

Es claro que el Gobierno Petro perdió el control y que, sin el más mínimo remordimiento, busca entregar el país a los delincuentes. Lo doloroso de esto es que, en el camino, los primeros sacrificados están siendo los militares y policías, pero después, pasaremos a ser los ciudadanos. Allí será cuando comencemos a decir “NOS están matando”, porque seremos todos los colombianos quienes veamos las consecuencias de esta falta de control y liderazgo en el país, que impide la construcción de una sociedad congruente y fortalecida.

Confiemos en que en el consejo de seguridad, se tomen decisiones que beneficien a todos los colombianos, no solo a los ilegales que militan en la guerrilla, porque hasta hoy, son ellos los ciudadanos favoritos del presidente.

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