Opinión

Nadie nos mira

Hernando Urriago Benítez

Hernando Urriago Benítez

Director Escuela de Estudios Literarios

Facultad de Humanidades, Universidad del Valle.

Tapabocas, mascarilla, barbijo: tres nombres para llamar al objeto en el cual todo el mundo fija su atención durante los largos días de pandemia por el nuevo coronavirus.

Ya nos vamos acostumbrando a llevar el rostro medio oculto, al resguardo del aire y del otro que advertimos como la Gran Amenaza, como el riesgo de Contagio, como la réplica de ese Miedo primitivo a “ser tocado”, según dice Elías Canetti en Masa y poder.

Cuando es imperiosamente necesario salir en tiempos de pandemia –porque al fin y al cabo el capitalismo exige que compres y pagues, para siempre–, la calle se convierte en procesión de máscaras sin carnaval; de medios rostros cercenados por la obligatoria profilaxis antiviral. Entonces creemos que sólo nos queda la mirada, ante el eclipse de nariz, pómulos y boca. Y aunque desde luego que del otro advertimos, no sin cierto asombro, los ojos, más que el rostro, en realidad lo que se ha perdido de él, aparte de la voz, es justamente la mirada.

Ahora nadie nos mira. Porque aun cuando hoy los ojos van más expuestos, es necesario concluir que uno no mira sólo con ellos sino con todo el rostro. Somos un repertorio kinético de señales y de gestos que la cara también proyecta frente a la aparición del otro ante nosotros. La mirada está más allá de los ojos, así como el olfato no depende sólo de la nariz o el gusto de la lengua.  La mirada expresa nuestra subjetividad, que tampoco se reduce a un sujeto sino que habla de todo su mundo, incluyendo el orden espiritual y sensorial.

Tapabocas, mascarilla, barbijo: todo parece que su reino entre nosotros será largo. Pero luego de que todo pase, volveremos a mirarnos por entero, con todo el rostro, disfrutando del placer de saludarse de beso en la mejilla o cara contra cara. Por hoy, debemos llevar la persiana de la cara a medio abrir, pues el viento de coronavirus golpea suave pero, dicen, de forma contundente.

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