Opinión

Pa´ que gobierne la gente!

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Abogado Esp. Der. Público Uexternado | Mágister en AED y Políticas Públicas usal |Curso Law & Economics Harvard |ExPersonero de Ibagué |Docente U. | #Dignidad

Construir la ciudad del mañana necesariamente debe pasar por entender que ”el futuro se parece a los ciudadanos, porque la ciudad ya no les puede seguir perteneciendo” –esto, parafraseando al Alcalde de Medellín Daniel Quintero, en referencia a quienes en la capital de Antioquia se han convertido en los principales contradictores de su administración y que, en el pasado, tenían las riendas de la ciudad-. Una lucha férrea y frontal que tiene que derivar en lo que, Daron Acemoglu y James Robinson denominan en su libro “Por qué fracasan los países”, unas instituciones políticas y económicas inclusivas.

Pues quiero acudir a esa frase para señalar un hecho significativo y que nos ha marcado económica, social y moralmente en Ibagué, hablamos de los fallidos juegos nacionales del año 2015, que nos dejó el acto de corrupción más grande que ha vivido la ciudad, pero también fracturó las esperanzas de los ciudadanos y la confianza en la “cosa” pública, algo que, digámoslo con franqueza, nos convirtió en unas víctimas que a hoy no hemos empezado a liberar. ¡Resiliencia! Necesitamos los ibaguereños para avanzar en la construcción de una ciudad que responda a las demandas ciudadanas de cara al presente y al futuro, una ciudad que le garantice prosperidad a todos los habitantes y que materialice un crecimiento económico que permita avanzar en esos penosos lugares de desempleo a nivel nacional.

He visto como causa indignación y rechazo, en la ciudadanía en general, que personas, al parecer, involucradas, directa o indirectamente, con la hecatombe de los juegos nacionales, ostenten posiciones –o aspiren a tenerlas- de poder o privilegio en el ámbito político del municipio. Hacer catarsis y avanzar requiere un frente amplio ciudadano donde quepamos todos, con participación de la academia y de la clase empresarial que ha sufrido los embates de la corrupción en la ciudad y que, al final, se entregue el mensaje claro y contundente: la ciudad no les puede seguir perteneciendo.

Daniel Quintero en Medellín es hoy por hoy uno de los principales actores políticos que encarnan una lucha contra la desigualdad, pero sobre todo, reencarna la esperanza de la Medellín olvidada pero la necesaria para avanzar en un proyecto de ciudad y de país que signifique un verdadero progreso social. Ese progreso social al que miles de ciudadanos se deben sumar para replicarlo en los territorios, que inician por la defensa de lo público en beneficio de los tradicionalmente olvidados, pues al final, fueron ellos los que lo eligieron con la firme convicción de arañar, así sea un poco de prosperidad.

“Que sean los responsables de la emergencia de Hidroituango los que paguen los costos y no los ciudadanos a través de los recibos” fue la consigna del Alcalde para demandar por ¡9,9 billones de pesos! a los implicados en la emergencia y los sobrecostos en la construcción de la hidroeléctrica más grande del país, ese, es el primer acto de respeto hacia las minorías que tanto golpea la desigualdad y marca el derrotero de lo que debemos comenzar a llamar un progreso social del siglo XXI, donde impere una convergencia para que gobierne la gente.

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