Opinión

Un banquete con el Rey

Edwin Leonardo Díaz

Edwin Leonardo Díaz

Hijo de Dios, líder cristiano, docente de Historia de la Biblia en  La Unidad Educativa IBLI- FÁCTER de Casa Roca Ibagué y siervo de Cristo.

Apocalipsis 3: 20

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.

Imagínate esta escena en tu vida:

Alguien está llamando a la puerta, pero tu estas muy cansado o tal vez es de esos días que no quieres hablar con nadie, tal vez no abres porque no sabes quién es, tal vez estas dormido o simplemente no estas atento y no escuchas, tienes la tele muy alta o estas con tus auriculares y no te interesa nada a tu alrededor.  Sigue imaginando la escena, aquel que se interesa por quién toca la puerta, pregunta: “Quién es? … ¡soy yo, Jesús.!

La afirmación que hacen las palabras del Señor en Apocalipsis, son claras. Solo Aquel que escuche su voz y abra la puerta, será digno de una cena con él. ¡Imagínate!, una cena con el Rey de reyes y Señor de señores, con el Salvador.

Lucas 22: 14-15

Cuando llegó la hora, Jesús y sus apóstoles se sentaron a la mesa. 15 Entonces les dijo:

—He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer

Este Pasaje es conocido como la última Cena, el Señor había llamado a la puerta de ese grupo de discípulos que habían escuchado su voz, que le habían abierto la puerta de su corazón y que les hacía participes de la cena con él, de esa última cena, de esa última Pascua, de ese último pan y vino en la humanidad plena de Jesús. Me fascina la coherencia del Señor, sus apuntes siempre son eficaces, claros y contundentes, lo que celebraban era la cena de liberación de la esclavitud en Egipto, pero esos que cenaban con él, no se imaginaban que esa cena sería la celebración de la libertad del yugo del pecado de aquellos que preguntan: ¿Quién es? Y que escuchan: “Soy Jesús”

Escuchar el llamado a la puerta es percibir su salvación, percibir su poder, percibir el deseo que tiene de liberarnos, es percibir el amor con el que te busca, es sentir que él se interesa por ti.

Mateo 9: 9

Llamamiento de Mateo

9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.

Mateo ni si quiera lo dudó, simplemente se levantó y abrió su corazón, escuchó su voz que le dijo sígueme, y luego cenó con él. 

Mateo 9: 10 – 11

10 Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos. 11 Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos:

—¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?

Aquellos que no escucharon su voz, los que no abrieron las puertas del corazón, estaban apeados, afuera, en la calle, sin cenar con él, sin participar de un banquete con el Rey, del banquete de su Palabra, de su alimento eterno, de su perdón, de su poder.

Escuchar la voz de Dios es leer la Biblia, es enterarse de sus palabras, de sus pensamientos, de su vida, de lo que dijo y dice, de lo que te va a decir, de lo que te pide.

Los pecadores y recaudadores de impuestos que comieron con él, fueron también oidores de su voz, tal vez también se convirtieron en sus discípulos, ellos escucharon y creyeron, se arrepintieron y se convirtieron. Ahí está la clave, el arrepentimiento es la llave que abre la puerta para que entre Jesús, el Señor usa el timbre, pero tú mueves la llave, si lo decides; ahí llega el encuentro personal con el que te SALVA, cuando confiesas su Nombre.

La última cena es más que un cuadro de algún pintor famosos, es más que un momento, es más que historia bíblica, es tu momento con el Rey, es el momento de examinarte, es el momento de recordar su sacrificio, es más que ritual, es más que el final del domingo en la iglesia, es la oportunidad de cenar con el salvador, después de que has escuchado su voz y abierto tu corazón.

Les amo en Cristo Jesús.

Bendiciones.

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